La población de la isla de Gran Canaria tiene entre sus características más singulares la relación histórica y permanente con el fenómeno migratorio. Su localización geográfica y política la sitúa en un cruce de caminos entre tres continentes, produciéndose múltiples relaciones entre grupos etnoculturalmente diferenciados.

En referencia a la identificación de activos como herramienta metodológica, se ha optado por ello, inspirado en las evidencias positivas del trabajo desarrollado en múltiples iniciativas estatales, en ámbitos como la participación juvenil, la promoción de la salud o la gestión de las migraciones.

Este enfoque permite centrarse en oportunidades y fortalezas, frente a una mirada de déficit o necesidad, hace dirigir los esfuerzos – individuales, grupales o comunitarios – hacia lo que encontramos en un territorio, y tiene capacidad de potenciar procesos integrales. Lo empleamos como una vía para potenciar un trabajo prospectivo que permita poner en valor todos los recursos existentes y
sacarles el máximo partido.

Hablamos de activos para la participación intercultural porque partimos de la base de que hay numerosos factores o elementos en la comunidad que contribuyen a dicha finalidad. Es necesario, por tanto, considerar numerosas iniciativas ciudadanas, grupos formales y no formales, lugares de encuentro, expresiones culturales, personas y grupos… que pueden actuar y están actuando como facilitadores del proceso de llegada, inclusión y participación de las personas procedentes de otros orígenes.